2 hermosos lenguados
3 tomates
2 pimientos verdes y uno rojo 2 cebolletas
2 limas y una naranja grande Algunas ramitas de cilantro 1 chile fresco (opcional) Aceite de oliva
Sal gorda
Pimienta blanca
Arranque la piel a los lenguados y, con su mejor cuchillo (el orensano afilador viene silbando) extraiga sus tersos lomos.
Una vez salpimentados, exprima sobre ellos el zumo de la naranja y déjelos macerando no menos de dos horas.
Para el “pico de gallo” (inspiración y frescura de la cocina mexicana que tantas analogías tiene con nuestras pipirranas y vinagretas) pique, después de pelados y liberados de semillas y jugo, los tomates. Proceda de igual modo con los pimientos y las cebolletas, su verde coleta incluida, en daditos.
Agregue el cilantro picado, su chile fresco favorito (o un golpe de Tabasco, pero no me lo diga), el zumo de lima, el aceite y la sal.
Si es temporada, y por más que profane la receta ortodoxa, me gustan en el “pico de gallo” unas castañas cocidas al dente y peladas. Mejor si estas han escuchado la cantarina lengua de Rosalía.
Corte en filetitos o dados el lenguado y, antes de abrillantarlo con lujurioso aceite, dispóngalo sobre el picadito.
Y gócelo rápido, para que no se calienten ni el plato ni el godello. ¡Ándele
Chef Abraham García para SEA EIGHT